Monday, August 12, 2013
NUESTRA ENTREGA
Amor mío…
Mientras yo vivía ajeno a todo,
a ti te partían el corazón.
Ya me has contado el modo
en que se inició tu dolor.
¡Cuántas lágrimas derramadas!
¡Totalmente encerrada en tu habitación!
¡Cuántas lágrimas heladas!
¡Vertidas sin consuelo, sin protección!
Dejaste de sonreír;
tu felicidad se esfumó;
comenzaste a levantar un muro
alrededor de tu corazón.
Pero un buen día el Creador,
no me preguntes la razón,
hizo que me cruzase en tu camino,
en la búsqueda de un alma como la mía.
¿Por qué me abriste la puerta,
la entrada a tu interior?
¿Por qué me dejaste pasar
al fondo de tu moribundo corazón?
Pronto me di cuenta
por ser tú, un alma como la mía.
Tembloroso entré en el Olimpo,
nervioso, buscando tu compañía;
por más que lo intentaba,
tú aún no me aceptabas.
Hasta que agarré con fuerza
tu cálida mano;
y fue entonces cuando me percaté
de tu deslumbrante belleza
exterior e interior.
Desde el día que nos vimos supimos
Que éramos el uno para el otro
Contemplaba tus cabellos,
tu mirada, tu cuerpo.
Contemplaba tus ojos,
enormes, penetrantes, sinceros.
El fulgor de tu mirada
casi me deja ciego.
Por nueve años estuviste
envuelta en manto blanco,
toda tan llena de pureza.
Negada a una nueva relación, a un
nuevo amor, hasta que descubrimos
Los dos el verdadero amor.
El sincero, humano, respetuoso,
cálido y eterno.
Tu cuerpo y el mío por fin se han fundido
Al rozarnos piel con piel, boca con boca,
mano con mano, lengua con lengua
Hemos probado tu dulce miel.
Me estremecí por completo al sentir
uno a uno de tus besos y caricias
al igual que tus innumerables sonrisas,
Mis manos y labios han tomado tus pechos,
las tuyas han recorrido mi intimidad
estremeciendo mi alma.
Le regalé a tu cuello
los besos y mordiscos que tú esperabas.
Me dejaste sin resuello
de tantos como deseabas.
Mientras gemías de placer,
yo creía que soñaba.
Y no me desperté del sueño
hasta dejarte colmada.
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