Al dormir, con
el abrigo de la soledad, siento que tu esencia se aproxima lujuriosa, y en un
instante la imagen de tu rostro se refleja en mi mente. Tu esencia sudorosa me
acaricia sin cesar. Me envuelve con besos hasta dejarme sin aliento. Mis sábanas
se deslizan sobre mi cuerpo, cubriendo el anhelo que tengo por ti. Despierto
sudoroso, desesperado, sin aliento, y al buscarte, me doy cuenta que tú no estás.
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