Por fin
escuché tu voz,
tu voz
llegó a mis oídos
sin
advertencia alguna,
sin
avisarme, pero llegó,
te oí, te
escuché y me gustó.
Ahora no
puedo vivir,
sin volver
a escuchar el
timbre de
tu voz,
escuchar el
calor de tus palabras.
Tu Voz.
Larry G. Álvarez
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