Obra teatral de Armando García
PERSONAJES:
Sacerdotes Mayas
Indígenas Mayas
Chilam Balam
Pájaro Pujuy
Soldados Conquistadores
Capitán conquistador
Fraile conquistador
Jacinto Kaan Ek
Patricio
Micaela
Doña Charo
Niño Guy
Niña Exa
Padre Matías
Don Chumin
Jesús Chí
Domingo Canché
Ramón Balam
Rosaura
Amo y dos hijos
Heraldo
Inquisidores
Verdugos
PRIMER ACTO (La llegada del hombre blanco)
Yucatán antes
de la llegada de los conquistadores europeos. Escenografía de una pirámide
mostrando todo el resplandor de la civilización maya. Se ilumina la escena dan entrada a sacerdotes
mayas encabezados por Chilam Balam. A su lado el Pájaro Pujuy y un grupo
indígenas mayas. Sonido de caracoles, flautas, tambores, en forma
ceremonial entran a escena Sacerdotes Mayas. Danzantes Mayas los reciben y los
adoran. Interpretan una danza ceremonial indígena. INDÍGENAS MAYAS: Tal como todo pasó, así está escrito. Los que lo saben son los sacerdotes que vienen del gran linaje de los hombres mayas. (Toman posición en la pirámide. Chilam Balam al centro. Los indígenas divididos en coro de mujeres y hombres).
CHILAM BALAM: Hablarán los hombres mayas, los dioses antiguos hablarán, los viejos templos hablarán. (Suena caracol indígena y una flauta para que los coros de indígenas se cambien de lugar cruzándose por el escenario. Habla el Pájaro Pujuy).
PÁJARO PUJUY: Así habló Chilam Balam, gran sacerdote. Así dejó escrito todas las advertencias de las profecías de la llegada de los hombres blancos a estas tierras. Y fueron puestas en los yanaltés-libros sagrados, para que los hijos de sus hijos conozcan la medida del tiempo, para despertar a la tierra, a los hombres. Esta es la palabra que ha llegado para entenderla, interpretarla. El que la entienda podrá entender el principado de los abuelos.
CHILAM BALAM: La palabra nació por sí misma dentro de lo oscuro. La palabra no es la voz que se dice y se oye. La palabra es cuna del espíritu creador.
SACERDOTES: Toda luna, todo año, todo día camina y pasa también. También toda sangre llega al lugar de su quietud como llega a su poder y su trono.
PÁJARO PUJUY: Así hablaron nuestros padres, los hombres de sabiduría y conocimiento del pueblo maya.
CORO MUJERES: Jacinto Uc de los Santos recogió la palabra, recogió la semilla, interpretó el silencio de la noche, escuchó la palabra que guardaba el viento, desentrañó la palabra oculta y se la dio a los indígenas. Les descubrió el secreto de los Antiguos.
CORO DE HOMBRES: Esta es la historia de un indígena maya, de un caudillo del
pueblo, que enseñó a su pueblo el tiempo de la liberación, para fortalecer el
espíritu de los oprimidos contra los opresores.
Se realiza una danza maya. La danza luce y en su momento
culminante, se escucha el ruido de un cañonazo que cimbra el lugar. Se escuchan
una mezcolanza de voces de los conquistadores, soldados, rezos de frailes. Los
indígenas quedan estáticos asombrados por el tremendo ruido.
SACERDOTES: En el día Cinco Ih Dos Chen
de nuestra cuenta, llegaron los Dzules a nuestras tierras. CORO: ¡Del oriente llegaron, por donde sale el sol! (Se escucha de fondo una melodía alusiva al arrivo de los conquitadores)
Un grupo de indígenas les hace frente con sus armas y estos son repelidos con armas de fuego de los conquistadores. Unos indígenas caen, otros son reprimidos y la mayoria detenidos como esclavos.
Los conquistadores avanzan y sus voces no se distinguen entre rezos y palabras de haber llegado a estas tierras. Clavan sus estandartes y una cruz enfrente de los indígenas. Forman un cerco alrededor de ellos en forma amenazante empleando sus armas.
CAPITAN: ¡Destruyan esos templos de ídolos, Ya no podrán reinar aquí!
Se inicia la destrucción y el genocidio de indígenas mayas. Solamente al principio se escuchan los gritos de los conquistadores y de los religiosos imponiéndose sobre los indígenas, quienes algunos se enfrentan a ellos. Caen víctimas de los dos bandos pero la superioridad militar de los conquistadores es obvia, los abusos y las atrocidades se pueden ver en cámara lenta, Se puede hacer el montaje a discreción del director, enfatizando la destrucción de ídolos, violaciones, humillación a los indígenas; mostrando la barbarie y el genocidio cometido al pueblo maya.
El Capitán y Chilam Balam se enfrentan en un diálogo. Se sugiere que los bandos reaccionen a las palabras del Capitán y Balam.
CAPITÁN: Renegad de vuestros falsos ídolos, a un lado vuestras falsas costumbres.
CHILAM BALAM: Es el tiempo de la miseria, arderá la tierra y empezará la guerra de opresión.
CAPITÁN: Ni se atrevan a rebelarse.
CHILAM BALAM: Pleito entre hermanos
CAPITÁN: Renieguen de sus prácticas.
CHILAM BALAM: Tiempo de sequías, de pestes, de viruelas, de sífilis
CAPITÁN: ¡Pidan perdón!
CHILAM BALAM: Ellos vinieron a enseñar el miedo, a marchitar las flores vinieron. ¡No hay verdad en la palabra de los extranjeros!
CAPITÁN: ¡Aceptad la carga como viene, Dios os la envía!
SACERDOTES: Chorreará la amargura, mientras la abundancia se sume. Arderá la guerra de opresión. Será el tiempo del dolor, del llanto y la miseria.
Los conquistadores y los indígenas rompen la cámara lenta. Los conquistadores subyugan a los indígenas dejando a una mujer en medio en posición de dar a luz. Detrás de ella se encuentra Chilam Balam, quien se va encogiendo hasta desaparecer. La mujer empieza a sentir dolor de parto el cual emite hasta culminar con la salida de su vientre de un indígena encadenado. Al salir completamente éste grita con las manos en plegaria.
INDÍGENA: ¡Kaan Ek! (Apagón, fin del primer acto)
SEGUNDO ACTO (La intimidad)
Se
escucha los truenos de una tormenta. Música mestiza. Lluvia fuerte. Se ilumina
lentamente la escena y se ve Yucatán en el Siglo XVIII, rasgos de lo que fue la
gran civilización maya, chozas de indígenas. Canción.
Se
escucha un trueno y disminuye la intensidad de la lluvia. Se ve al Pájaro Pujuy
buscando refugio y se alcanza a ver a Patricio que se esconde debajo de una
choza, Aparece Jacinto y ve a Patricio quien le invita a refugiarse de la
lluvia.
Un
último trueno y hay oscuridad acompañada
con el cese de la lluvia. Música de
fondo acompaña al amanecer.
PÁJARO
PUJUY: En
la segunda mitad del Siglo XVIII acontecieron los sucesos que ustedes van a
ver. El caudillo bautizado Jacinto Uc de los Santos tomó el nombre de Jacinto
–Kaan Ek-serpiente negra- honrando al último príncipe maya del Siglo XVII.
Ambos son rostros de una misma historia. En la voz de Jacinto habla la tierra,
hablan los caudillos de ayer, hoy, mañana y siempre. (Mutis)
Entran
primero a escena Miguel Kantun, Niño Guy y Doña Charo. Después el Padre Matías junto con
Patricio y Rosaura. Micaela y Exa
realizan tareas de limpieza. Aparacen indígenas mayas con Jacinto. Unos se
quedan con el Padre Matías, otros a las labores del día. Doña Charo algo
disgustada hace que dos indígenas le ayuden a acomodar una mesa. Ella empieza a
hacer sus arreglos.
DOÑA
CHARO: (Habla con Kantun) Este niño Guy parece muy tonto. Me lo traje para que no estorbe
en la casa en Mérida. Miguel, aquí te lo entrego, a ver qué puedes hacer por
él. (Miguel
Kantun toma a Guy y se dirige a Jacinto).
MIGUEL
KANTUN: (Toma
a Guy y alcanza a ver a Jacinto) Jacinto Uc, que bueno que te encuentro,
mira te presento a mi sobrino Guy. Vino de la ciudad con su tía, Doña Charo.
Quiero que lo enseñes a ser hombre.
JACINTO:
Bien,
haré de él un indígena maya. (Jacinto Toma de la mano a
Guy y camina hacia abajo y al lado del escenario. Micaela entra con Rosaura)
MICAELA:
Estas
lluvias tempraneras anuncian larga sequía. Hay que llenar los aljibes y echar
en ellos carbones encendidos para que mueran las sabandijas del aire. (Hacen esa labor)
DOÑA
CHARO: Qué tonto eres Guy, voy a decirle a tu tío Miguel que traiga un
doctor para que te examine. (Guy mientras ayuda a las mujeres, examina
el caracol y platica con Exa)
GUY:
Me llamo
Guy, ¿y tú?
GUY:
¡Claro! (Se levantan pero se escucha un susurro) Pspspspspsssss.
(Como si alguien llamara a Guy y a Exa. Ambos acuden hacia donde
proviene el susurro. Alcanzan a ver una figura en tela blanca con colores
brillosos, tratan de seguirla y en su camino se encuentran con Jacinto. Los
tres siguen con su mirada a la figura. Jacinto les dice lo que estan viendo.
Ambos se asombran. Van a decirle a Doña Charo).Tía Charo, acabamos de ver a
la Xtabay.
Exa:
En vida
fue muy compasiva: socorría a los mendigos, curaba a los enfermos abandonados,
amparaba a los animales; era humilde de corazón y sufría resignadamente las
injurias de la gente.
DOÑA
CHARO: ¡Ave
María Purísima! No digas eso. La ishtabay es pura superstición de estos indios.
Y ademas dice la leyenda que se daba continuamente al pecado de la carne. Las
personas honradas del lugar la despreciaban y huían de ella.
GUY:
Lo que
vimos es una muchacha que parece encendida por dentro. (Guy y Exa relatan
mimicamente lo que vieron. Doña Charo se persigna y ve al Padre Matías quien
termina de platicar con los indígenas. Jacinto se acerca a ellos con un ademán
le indica a los indígenas que lo sigan, [Hacen mutis]. El Padre Matías se
acerca a Doña Charo).
PADRE
MATÍAS: Has de saber, hija mía, que el Padre Matías le ha dado el
permiso, al Padre Matías para hacer la caridad del mejor modo posible. (Hace
mutis y deja a Doña Charo maldiciendo. Oscuro).
Entran
a escena Jacinto y Guy. Aparece el Pájaro Pujuy. Ambo siguen el caminar de la ave.
GUY:
¿Por qué haces eso?
JACINTO:
Aquí
estuvo enterrado Nachi Cocom que murió acosado por la crueldad de los blancos.
Sobre su tumba, en el silencio de la noche, se oye el trueno de voz.
GUY:
Yo no lo
oigo.
Guy
encuentra un palo y escribe algo en el suelo.
JACINTO:
Deja leer
lo que escribes. ‘Mamá, quisiera ser el huésped de tus ojos’. (Guy le pregunta).
GUY:
¿Es
cierto Jacinto que los niños que se mueren se convierten en pájaros?
JACINTO:
No lo sé
niño.
GUY:
¿Es
cierto Jacinto, que los niños que se mueren se convierten en flores?
JACINTO:
No lo sé
niño.
JACINTO: No lo sé niño.
GUY:
Entonces Jacinto, dime ¿qué les pasa a los niños que se mueren?
JACINTO:
Pues los
niños que se mueren, despiertan.
GUY:
¿Qué pasa
Jacinto, por qué hacen tanto ruido?
JACINTO:
¡Mira la
luna como empieza a desaparecer!
INDÍGENAS:
¡Se comen
a la luna! ¡Se comen a la luna! ¡Se comen a la luna!
JACINTO:
Ven,
hagamos lo mismo
JACINTO,
GUY, INDÍGENAS: (Viendo al cielo) ¡Se comen a la luna!
¡Se comen a la
luna! ¡Se comen a la luna! ¡Se comen a la luna! (Apagón. Fin del segundo
acto).TERCER ACTO (La doctrina)
(Se
ilumina la escena en la parte alta del escenario, un fraile y el Capitán
conquistador. Abajo y en medio por los lados entran un grupo de soldados
conquistadores, buscando reclutas. Se comportan de forma grosera)
CAPITÁN:
Necesito
hombres para formar de un ejército que cuide de mis propiedades, que conquiste
más tierras, más riquezas.
FRAILE:
Usa de los sanguinarios, de los asesinos, de los familiarizados con el
dolor ajeno.
CAPITÁN:
Ya probé
y no dio resultado, pues a la mitad del camino arrojaron las armas y se
rindieron al enemigo.
FRAILE:
Bueno, utiliza a la gente de músculos templados, de pechos de acero, de
espaldas fuertes como un toro.
CAPITÁN:
Ya lo
hice, pero en cuanto vieron al enemigo les flaquearon las piernas, temblaron
como gallinas y salieron huyendo
FRAILE:
Entonces,
hijo mío, ni el mismo Dios, puede ayudarte. Sigue buscando, sigue buscando. (Mutis del Fraile. El Capitán
va hacia sus hombres. Buscan indígenas, patean sus cosas, Jacinto y
sus seguidores asoman sus cabezas y ven lo que ocurre, se ocultan. Los
conquistadores hacen mutis. Al salir, Jacinto entra a escena seguido de su
gente y lo rodean).
Aqui
se puede manejar hasta finalizar del tercer acto, a discreción del director, traducir al
inglés y al maya los parlamentos hablados en español
e incorporalos a la escena.
JACINTO:
Los
hombres blancos no saben de la tierra, ni del mar, ni del viento de estos
lugares. Ellos hicieron que estas tierras fueran extrañas para los mayas.
DON
CHUMIN: ¿Qué
saben ellos si noviembre es bueno para quebrar los maizales?
PATRICIO:
¿Qué
saben ellos de pizcar la fruta, del henequén, del fríjol?
RAMON
BALAM: Es
más importante nuestras vidas que alimentar a los hombres blancos.
DOMINGO
CANCHÉ: Los
blancos hacen que con nuestra sangre compremos el aire que respiramos. Es por
eso que necesitamos saber cuán diferente es la necesidad de nosotros y las
necesidades de ellos. (Aparece el Capitán pero distanciado del grupo. Aparece en
primer plano un indígena maya. Ambos indican como se satisfacen sus
necesidades).
INDÍGENA:
A mi me
basta para mi sustento una medida de maíz, soy maya.
CAPITÁN:
A mi no
me bastan para vivir 10 medidas de maíz, soy blanco.
JACINTO:
Esto Se
debe a que el maya come y bendice su tranquilidad. Mientras que el blanco come
y desasosegado, guarda todo lo que puede para mañana. Es muy importante
entender la naturaleza de ambos. (Entra Micaela con Rosaura con una jícara).
MICAELA:
El blanco
no sabe que una jícara no lleva más agua que la que señalan sus bordes. La
demás se derrama y se desperdicia.
JACINTO:
Si nos
fijamos, podremos conocer la naturaleza y la intención de los caminantes. El
blanco parece que marcha; el maya parece que duerme. El blanco husmea; el maya
respira. El blanco avanza; el maya se aleja. El blanco quiere poder; el maya,
descanso.
ROSAURA:
Nosotros
somos la tierra;
PATRICIO:
Ellos son
el viento.
MICAELA:
En
nosotros maduran las semillas;
RAMON
BALAM: En
ellos se orean las ramas. (Entran Exa y Guy)
EXA:
Nosotros
alimentamos las raíces;
GUY:
Ellos
alimentan las hojas.
JACINTO:
Bajo
nuestras plantas caminan las aguas de los cenotes, olorosas a las manos de las
vírgenes muertas. Sobre ellas se desempeñan las voces de los guerreros que las
ganaron.
MICAELA,
ROSAURA, EXA: Nosotros somos la tierra.
PATRICIO,
RAMON, GUY: Ellos
son el viento. (Jacinto se dirige a Guy)
JACINTO:
El futuro
de estas tierras depende de la unión de aquello que está dormido en nuestras
manos y de aquello que está despierto en la de ellos. Miren a Guy, en este niño
corren en su venas sangre maya y tiene cara española. Puede hablar una lengua y
hasta dos. Dentro de él viven las voces que se dicen y las palabras que se
escriben. No es de ni de la tierra ni del viento. En él, la razón y el
sentimiento se trenzan. No es de abajo ni de arriba. Está donde debe estar. Es
como el eco que funde con nuevo nombre, en la altura del espíritu.
RAMON
BALAM: Los
blancos han olvidado lo que es la tierra.
TODOS:
Es necesario saber cómo y cuándo debemos librarnos de ese mal. (Apagón
fin del tercer acto)
CUARTO ACTO (Las injusticias)
El
poblado de Cisteil (kisteil) está de fiesta, los indígenas celebran con un
baile autóctono, el cual es interrumpido por el sonido de una trompeta,
disparos y ladridos de perros de caza. Soldados conquistadores sitian la plaza
cometiendo atrocidades. Detienen a Patricio quien está al lado de Rosaura, dos
jóvenes, hijos del amo, la miran con lasciva y la corretean, Jacinto y el padre
de Rosaura, Jesús Chí, intentan impedirlo pero los amagan hombres armados. Se escucha
un grito desgarrador, de la violacion de Rosaura. Soldados arremeten contra
Jacinto y los suyos. Entra el Capitán acompañado del Amo vestido con ropa de
cazador.
CAPITÁN:
Amo, ya
está todo listo para la cacería de venado. El día se ve muy bueno y no hay que
desperdiciarlo.
AMO:
Bien
partamos, pero antes ordena a tus hombres que busquen indios fuertes para
proteger mis tierras. Y que se diviertan un poco, que bien se lo merecen. (Obedece y hacen mutis al
sonido de la trompeta. Soldados empujan a los indígenas como ganado escogiendo
a los hombres. Otros ven a Micaela y a Exa y las corretean. [Hacen mutis].
Aparece Rosaura en llanto ya con el vestido desgarrado y sangriento, golpeada,
ultrajada, cubierta de polvo, sangre y baba; signos de que fue violada por los
hijos del amo. Jacinto, Don Chumin y Jesús Chí la socorren. La ven con tristeza
y rabia lo acontecido. Jesús Chí aprieta los puños, imposibilitado de hacer
algo por su hija. Jacinto trata de consolarlo, pero se aleja con rabia
contenida. Se escuchan a lo lejos
ladridos de perros, voz alta de los cazadores persiguiendo a la presa, ordenan
a los indígenas que cerquen al venado. Disparos y un grito de dolor. Entran a
escena el amo y el Capitán riéndose y complacidos con la cacería. Entran los hijos
del amo y platican entre ellos. Entran dos soldados conquistadores con Patricio
arrestado. Uno de ellos al oido le da la noticia al amo de que Jesús Chí se
suicido en la horca. El Capitán ordena a otros soldados que aparten a Jacinto y
a Don Chumin, dejando a Rosaura en medio de la escena.
AMO:
(Camina alrededor de Rosaura) Preciosa la prenda. (Se dirige a Patricio) Tu has de ser Patricio Uk.
¿Es cierto que te vas a casar con la hija de Jesús Chí, que por cierto me
informan que se ahorcó hace unos momentos, quien sabe porque razón? (Jacinto
intenta hacerle frente al amo, pero los soldados se lo impiden).
AMO:
¿Después de lo que aconteció con mis hijos? (Ignora a Jacinto)
PATRICIO:
Sí,
señor.
AMO:
(Se carcajea sarcásticamente) Haces bien. Después de todo, para que la quieres nueva, (Le toma la quijada para
verla bien) si
ni siquiera la vas a poder usar. ¡Llévense a los dos! (Soldados se llevan a
Patricio y Rosaura)
AMO:
Menos mal que fue un indio. (Entra el herrero)
AMO:
No.
Utiliza el mismo. (El herrero hace mutis. El Amo se acomoda para poder recibir los
reportes y ganancias del día. Los soldados le traen varias cosas de valor y las
colocan ante sus pies).
DON
CHUMIN: Señor,
la cosechas de este año han sido buenas. Ya se han ido los carros de algodón.
Las trojes están llenas y los molinos de aceite no dejan de trabajar. En el
aserradero las trozas de roble, encino y nogal se estiban hasta arriba y no se
nos ha pagado lo que se nos debe.
JACINTO:
¿Qué ha
pasado con la aprobación de la reducción de los tributos personales que acordó
la comunidad indígena?
AMO:
Nada. Las
necesidades de la hacienda son muchas. El Fisco es exigente.
JACINTO:
Pero,
señor, los indígenas están en la miseria; sufren de hambre; todo lo han dado,
nada tienen.
AMO:
Tú has de
ser el indio llamado Jacinto Uc de los Santos.
JACINTO:
Así es.
Soy yo.
AMO:
Me dices
que no tienen nada. (Se levanta y lo aparta) Aquí entre nosotros, dime Jacinto, que ¿acaso
no tienen hijas? (Se carcajea, escoltado del Capitán y los soldados levantan las
cosas colectadas, pero antes de hacer mutis, Jacinto les dice).
JACINTO:
No señor, pero si tienen machetes. (Ambos se miran directamente a
los ojos y el Amo hace mutis burlándose de él. Jacinto enfurecido) ¡Debemos
saber cómo y cuándo debemos librarnos de este mal! (Apagón. Fin del
cuarto acto).
QUINTO ACTO (La rebelión)
Un
grupo de indígenas entra a escena desesperados buscando a Exa y al niño Guy.
Buscan por todos lados, sin éxito alguno. Jacinto entra cargando el cuerpo
inerme de Guy. Las mujeres de Cisteil le lloran al ver a Guy e indican a
Jacinto que no encuentran a Exa por ninguna parte.
PÁJARO
PUJUY: La
muerte de Guy, la desaparición de Exa y las injusticias contra los indígenas
hacen que cada vez esté más triste y más violento el corazón de Jacinto. Antes
hablaba y decía su pensamiento. Ahora en sus ojos, se ha encendido la sangre de
los mayas. La sombra de Jacinto es roja.
JACINTO:
(Recuesta el cuerpo de Guy y se dirige a todos sus seguidores) Hijos míos muy amados: no sé
que esperas para sacudirse el pesado yugo y servidumbre, imuestos por los
españoles; yo he caminado por toda la provincia y registrado todos sus pueblos,
y considerando con atención qué utilidad o beneficio nos trae la sujeción de
España y no hallo otra cosa que una penosa servidumbre.
PADRE
MATÍAS: Un
pastor no distingue las ovejas buenas de las malas. Por eso no pregunta a nadie
cómo son sus ovejas, antes de lanzarse contra el lobo. Así hay que defender a
los indígenas buenos y malos contra los blancos: lobos de estas tierras.
PÁJARO
PUJUY: Ya se cumplen las promesas de los grandes sacerdotes mayas. Llegó
el momento de la guerra de liberación. Ante la incidencia de los hombres
blancos, Jacinto al convocar a los mayas sin decir más palabras, les señala una
mesa donde hay pocas armas y pan. A los que toman el pan, Jacinto les da un
arma para que defiendan sus casas. Los que toman machetes, Jacinto les da pan
para que defiendan sus trincheras. Entran otros indigenas portando machetes en
señal de rebeldía coreando la palabra
Kaan Ek- serpiente
negra, serpiente estrella' Kaan Ek,
‘Kaan Ek, serpiente negra, serpiente de la estrella'
En
forma de ritual le colocan a Jacinto la indumentaria de la virgen de la iglesia
de Cisteil para coronarse rey de los mayas.
INDÍGENAS: (Alzan
sus machetes) ¡Kaan Ek!
Kaan
Ek: (Al terminar el ritual revisa a su recién formado ejército) Son
pocas las armas. Las demás las tienen los hombres blancos. (Alzan
nuevamente los brazos y dando su grito de batalla)
Un
grupo de indígenas mayas reciben castigo a latigazos al ser utilizados como
bestias de carga. Un verdugo y tres soldados están con ellos.
SOLDADO:
¡Se han sublevado los indios! ¡Se han sublevado los indios!
Un
pequeño grupo de soldados entra a escena respondiendo los gritos del soldado
sobreviviente. Los indígenas los sorprenden, se libra un combate cuerpo a
cuerpo, hay heridos y muertos de ambos bandos. Se escucha al fondo la voz de
los conquistadores: ¡Se han sublevado los indios!
Más
soldados entran a escena, superan a los indígenas, unos escapan otros son
aniquilados. Los soldados buscan más rebeldes. Entra el Pájaro Pujuy.
PÁJARO
PUJUY: Se
cumplen las profecías de Nahua Pech, uno de los profetas del tiempo viejo. No
se contentarán los blancos con lo suyo, ni con lo que han ganado. Querrán
también la miseria de nuestra comida y la miseria de nuestra casa. Levantaran
su odio contra nosotros y nos obligaran a refugiarnos en los montes y en los
lugares apartados. Entonces iremos, como las hormigas detrás de las alimañas y
comeremos cosas malas: raíces, grajos,
cuervos,
ratas y langostas del viento. Y la podredumbre de esta comida llenará de rencor
nuestros corazones. (Mutis).
Indígena
que encuentran con un machete colgado en la pared lo matan y a otro lo torturan
para que confiese el paradero de Kaan Ek.
SOLDADO: Indio miserable, confiesa,
¿dónde esta Kaan Ek?
INDÍGENA:
¡Yo soy Kaan Ek! (De un porrazo lo mata).
SOLDADOS:
¡Se han
sublevado los indios!
Se
escucha a lo lejos el golpe de los tunkules, de las icoteas y los gritos de
indígenas que entran a escena con machetes y palos y son recibidos por disparos
de mosquetones. Un silencio invade la escena. Los conquistadores dan el tiro de
gracia a los indígenas caídos. Mientras que a lo lejos se escucha el grito de
batalla de los indígenas, ¡Kaan Ek! ¡Kaan Ek! ¡Kaan Ek! ¡Kaan Ek!.
SOLDADOS:
¡Se han
sublevado los indios! (Mutis)
PÁJARO
PUJUY: (Camina alrededor de los indígenas muertos) En la plaza de Cisteil las
piedras se desangraban junto a los mayas muertos. Para las piedras y para los
indígenas la plaza fue un campo de batalla. Para los blancos la plaza de
Cisteil fue un circo. (Mutis. Entran soldados con el Capitán al mando y con indígenas
presos. Panorama muy desolador. Un Heraldo entra y se cuadra ante su superior.
Se escucha un toque de trompeta)
HERALDO:
(Lee un comunicado) El gobernador de la provincia comunica que la rebelión de los
indígenas es cruel y que sus jefes han despreciado, llevados por sus instintos
animales y dementes, la fe, la razón y las costumbres cristianas y, como
escarmiento aconsejado por la prudencia, que se proceda a castigar a los
promotores de esta rebelión, con toda la energía acorde con la caridad.
CAPITÁN:
(Dirigiéndose a uno de los indígenas presos) ¿Dónde está Kaan Ek?
INDÍGENA:
¡Yo soy
Kaan Ek!
CAPITÁN:
Quemen
los cuerpos, el indio quemado hace buen abono. ¿En dónde está ese pueblo
rebelde que llaman Kaan Ek? Diez bolsas de oro a quien agarre vivo o muerto a
Kaan Ek. (Entra
Kaan Ek desde la parte arriba del escenario).
PÁJARO
PUJUY: ¡No
vayas Kaan Ek! ¡La muerte te espera!
PÁJARO
PUJUY: ¡Tu pueblo te necesita Kaan Ek!
Kaan
Ek: Sólo
es necesario el sol, la tierra, el viento, el agua y la luz de la conciencia.
Ya le di a mi pueblo lo que tenía que darle.
PÁJARO
PUJUY: ¡Kaan
Ek! ¡La muerte te espera!
Kaan
Ek: Así como tú caminas para que otros no se pierdan, yo también debo
caminar para que los hombres del futuro no pierdan la luz de la conciencia.
Viví para morir. Muero para vivir. (Vuelve la luz al escenario) Aquí
estoy Capitán. ¡Yo soy Kaan Ek! (Pájaro Pujuy hace mutis).
CAPITÁN:
¡Agarrénlo,
amarrénlo! ¡Que no se nos escape! (Soldados cumplen la orden)
Kaan
Ek: Es
inútil Capitán, le va a faltar cuerda para amarrar las manos de todo el pueblo.
SEXTO ACTO (El juicio)
INQUISIDOR:
Del
general y sangriento estrago que amenaza la Provincia con la causa de la
sublevación de los indios de ella, los cuales se precipitaron al temerario
arrojo (Entra
un verdugo con capucha cubriendo el rostro trayendo a Kaan Ek encadenado) de proclamar rey, con el
nombre de Kaan Ek, a uno de ellos. (Se acomoda a Kaan Ek debajo de una horca). Hoy 17 de diciembre de 1761
en Cabildo de Mérida, nos reunimos a impartir la justicia necesaria con la
ayuda de Dios, nuestro Señor, para castigar a este indio hereje, principal
promotor de la rebelión. Al que quiso igualar al señorío y grandeza de su
Majestad el Rey de España. El que enseñó a los indios doctrinas extrañas
imponiendo falsos ídolos.
Kaan
Ek (Interrumpiendo con energía) Los extraños son ustedes. Nuestra gente
ha vivido por siglos en estas tierras. El sol conoce nuestros rostros y ha
dejado huella en nuestro color.
INQUISIDOR: Quien resistió a la justicia,
quien opuso resistencia a las órdenes y el buen gobierno.
Kaan
Ek: Sólo
opusimos resistencia a la esclavitud, al trato de animales que se ha dado a
nuestra gente. Los malvados han sido ustedes, por haber aplastado a los
humildes. Nacimos libres y libres hemos querido permanecer.
INQUISIDOR:
¿Y para
qué quieren la libertad, si no saben ser libres?
Kaan
Ek: La
libertad no es gracia que se recibe, ni derecho que se conquista. La libertad
es un estado del espíritu. Los hierros y las cárceles no impiden que un hombre
sea libre. La libertad del hombre se cumple en su conciencia.
PADRE
MATÍAS (Con la Biblia en la mano) Señor ten misericordia de este pobre hombre. (Los inquisidores lo miran
con asombro) ¿Por
qué estás lejos, oh Dios, y te escondes en el tiempo de esta tribulación? Mira
señor como con arrogancia los malos han perseguido a estos pobres indios. Los
malos se jactan del deseo del alma de cada uno de ellos. Dios, contempla a los
mortales, para ver si hay alguien que sea sensato. Los malos de estas tierras
no te buscan a ti. ¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que
devoran a mi pueblo como si fuera pan?
¡Jamás invocan al Señor! Ustedes frustran los planes de los pobres. (La corte inquisidores se
pone de pie). Señor, alza tu mano. Tu eres el amparo del huérfano, por favor
Dios, haz justicia para este hombre y su pueblo.
INQUISIDOR:
Saquen a
este falso cura de aquí. (Soldados cumplen la orden)
Kaan
Ek: Les
duele escuchar la palabra de Dios.
INQUISIDOR:
Se le
acusa de asociación delictuosa, acopio he armas y por rebeldía. Heraldo, lea la
sentencia contra ese miserable hereje.
HERALDO:
Se le
condena por lo tanto a morir ahorcado en el palo más alto para que la armonía,
la paz y la justicia se reestablezca. Y además se ordena que sus huesos sean
quebrados con un fierro candente y su carne sea arrancada con tenazas para posteriormente
sus restos sean quemados y sus cenizas sean esparcidas por el aire. Y por
último que el pueblo de Cisteil,
sea íntegramente arrasado e incendiado y cubierto de sal para perpetua memoria
de su traición.
INQUISIDOR: (Música de fondo para la ejecución) Procédase
a dar fe a la sentencia. (Toda la corte y los inquisidores de
pie. El verdugo encapuchado toma la horca y se le coloca a Kaan Ek en el
cuello. Todos excepto el verdugo y Kaan Ek bajan sus cabezas. El verdugo jala
la cuerda.
GRITO DE LOS INDÍGENAS: ¡Yo soy Kaan Ek! (Apagón)
Canción
final los indígenas entran con velas encendidas y otros con una caja con
arena simbolizando las cenizas de Kaan Ek. En susurro dicen ¡Yo soy Kaan Ek!
(Entra
Kaan Ek acompañado del niño Guy. Un fuerte trueno)
PÁJARO PUJUY: El
caminar de Kaan Ek no hace ruido, ni los pájaros huyen de él. En su sombra su
cuerpo es claro como una luz encendida en la luz. (El elenco alza las velas al momento de que se dice ‘como una luz’ bajan la velas encendidas, los que traen
las cenizas las desparraman por el aire e inmediatamente apagan las velas
diciendo todos: ¡Yo soy Kaan Ek! (Apagón y telón).
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